Relato de Experiencia del 1er encuentro de escuelas secundarias rurales


Cieneguillas-Dto. Santa Catalina-Jujuy


1 y 2 de diciembre de 2008


La localidad de Cieneguillas está ubicada a 36 km. al oeste de la ciudad de La Quiaca, en el departamento de Santa Catalina, en la provincia de Jujuy.

Hacia allí concurrieron docentes y alumnos de El Cóndor, Lagunilla del Farallón, Paicone, Aguas Blancas y Cieneguillas para compartir en dos días de intenso trabajo experiencias realizadas, producciones escolares, sueños compartidos, pero sobre todo conocerse y reconocerse en el otro.

Cierto es que como en toda actividad escolarizada, el proyecto se formulo de acuerdo a formatos y convenciones propias de la actividad docente.

El aspecto formal se cumplió de acuerdo a lo agendado.

Ningún detalle quedo librado al azar, todo estuvo debidamente pautado, y ejecutado con eficiencia y precisión.

No merecería la pena entonces escribir un relato sobre lo ocurrido desde una mirada personal y por lo tanto subjetiva, si no fuera porque, tal vez sea la única forma de rescatar aspectos también singulares y humanos que el frío registro dejaría injustamente fuera perdiéndose así toda la riqueza de la experiencia.

Como relatar en un registro la emoción y la alegría de ver llegar en un camión del municipio de Lagunilla del Farallón a los 45 chicos que llegaban después de 7 horas de viaje a través de la Puna, bajo el sol de las tres de la tarde, llenos de polvo del camino, con sus equipajes modestos y cuidando como un tesoro las producciones y vestuarios que debían ser exhibidos esas jornadas.

Con que nota calificar a la profesora de Plástica que en su afán de registrar la felicidad de sus chicos y sus compañeros de trabajo saco mas de 1000 fotografías desde todos los ángulos posibles y todas las situaciones imaginables a demanda de quien lo pidiera, olvidándose ella misma de salir en al menos una, que diera cuenta de su participación en el evento.

Cómo se evalúa el desempeño de un veterano héroe de Malvinas, que 25 años después de haber luchado por su patria en una guerra desigual , se enfrenta ahora en otra lucha tal vez mas desigual y con un enemigo mas poderoso : la ignorancia.

La mirada entonces no puede quedar confundida y reducida a los aspectos formales de la educación, a la dimensión administrativa y a los meros datos cuantitativos.

Contar que 250 chicos de la Puna jujeña y una veintena de profesores, se encontraron en un pequeño pueblo como tantos otros de la región, puede ser una crónica de rutina o una anécdota sin importancia frente a la infinidad de acontecimientos que todos los días produce nuestro país en todos los ámbitos y que los medios masivos de comunicación recortan y ofrecen de acuerdo a pautas d e mercado.

Esta contradicción aparente lleva en sí misma el germen de la transformación, porque todos y cada uno de los docentes que allí participaron, lo hicieron conscientes de que algo muy importante se estaba gestando.

En las reuniones formales e informales que se hacían en todo momento del día se hablaba de la importancia de tomar la palabra, ocupar los espacios públicos, plantear soluciones a los problemas, elaborar proyectos que involucren a más actores sociales.
Se pensaba en optimizar los recursos, gestionar ante las autoridades, aportar esfuerzo, generar compromiso, en fin...se revisaba la propia práctica docente para ponerla al servicio de la sociedad.

La escuela ya no era un espacio cerrado donde el saber circulaba desde los docentes hacia los alumnos sin posibilidad de ejercicio dialéctico, sino que era pensada como un espacio de vanguardia para el pensamiento y la acción, aunque mas no fuese sólo por ese momento, en ese pequeño pueblo, en ese espacio tan inmenso y entre casas de adobe y calles resecas.

Todo el primer día fue un acontecimiento lleno de sentimientos, algarabía cada vez que una delegación llegaba, y se encontraba con iguales, con pares que los esperaban para compartir estos sueños.

Por la noche, en el salón comunitario se expusieron obras que fueron trabajadas durante mucho tiempo esperando ese momento.
Todas las delegaciones participaron, hubo canto, teatro, radio abierta, danzas, dramatizaciones, picardía, inocencia, entusiasmo y sobre todas las cosas libertad y creatividad.
La fiesta había comenzado, las producciones estéticamente cuidadas sin traicionar la cultura y la cultura presente en cada una de las presentaciones.

El asombro daba lugar a la risa, la alegría se transformaba en canto, la radio conducida por los chicos, producía increíbles diálogos en ingles, castellano y quechua.
La picardía asomaba en la palabra, gestos, coplas y versos.
Nada hacía pensar en un acto escolar, los profesores participaban animosos y de buena gana en los skecht, el público se divertía y aprendía.
En tres horas desfilaron sin que uno pudiese darse cuenta todas las áreas curriculares, Historia, Literatura, Ingles, Artes, Biología, Matemática, etc.

A la media noche los chicos se fueron a dormir agitados por el evento y cansados por el viaje, poco a poco las cajas se fueron acallando y las voces se hicieron más espaciadas, en poco tiempo el silencio de la Puna reinaba bajo un cielo profundo, azul, estrellado como jamás he visto.

Los profesores y directivos, evaluaban la jornada y preparaban los detalles para la próxima.
No había tiempo para dormir demasiado, como soldados de una guerra increíble, planificaban su batalla. Revisaban los aprestos, recorrían los puestos de vigilancia, contaban los pertrechos, planificaban...

La mañana siguiente se anunciaba clara, agradable y con una brisa leve.

Las actividades comenzaron desde muy temprano, poco a poco fueron armando entre todos los stands donde serían expuestos los trabajos y propuestas pedagógicas trabajadas durante el año, por escuela y por asignatura.

El gran momento había llegado.

El acto formal y luego el intercambio, la competencia, el orgullo del trabajo realizado y la posibilidad de compartir con el otro, el compañero, el amigo (a los quince años la amistad es un milagro que se puede dar en una sola noche y para siempre).

Las explicaciones y los relatos se sucedían simultáneamente, así supimos que Paicones tiene 400 personas, en 50 familias.
Que el 13 por ciento de éstas tiene más de 4 miembros, que el promedio de miembros de una familia en Paicone es de 7.
En otro stand, nos desafiaban con juegos de ingenio en Matemáticas, muchos de nosotros lo evitábamos por temor al papelón, los chicos lo percibían y nos provocaban con picardía.

Productos agrícolas y ganaderos locales eran de interés del público, no faltaban las muestras de plástica, las hierbas medicinales, los inventos, los artefactos eléctricos, las artesanías, las coplas, la música y otra vez el baile.

Me llamo la atención la cantidad de teléfonos celulares que había entre los chicos, con ellos sacaban fotos y filmaban pequeñas películas.
Lo mas curioso es que ninguna de las localidades presentes tiene línea de celular, por lo tanto se da la extraña paradoja que los chicos poseen los medios tecnológicos pero carecen de la infraestructura que les permita su acceso.
Casi como un símbolo de lo que, en el fondo, era la razón de ser de ese encuentro: leer el mundo, interpelarlo, descubrir sus contradicciones y paradojas, intervenirlo, otorgarle un sentido y en todo caso hacer propuestas para transformarlo de acuerdo a los deseos y sueños colectivos.

Al mediodía se hicieron presentes las autoridades del Ministerio de Educación, encabezadas por el Secretario de Planeamiento, el Coordinador de Proyectos Nacionales y la Referente del Plan de Lectura.

En un clima de cordialidad y afecto, se realizaron las presentaciones, y se dio comienzo al acto.

Todas las banderas con sus escoltas son recibidas con respeto se puede leer en las caras de los abanderados y escoltas el orgullo.
El Himno Nacional sonó claro, potente, las banderas eran más celestes y más blancas, los soles de las cinco escuelas participantes eran más dorados, y el otro, el verdadero, brillaba en el cielo azul en el mediodía de la Puna
Y como un símbolo, un cóndor merodeaba un rebaño que pastaba mansamente, y así siguió por el resto de la tarde, al acecho pero temeroso del pastor que cuidaba su rebaño.

En las palabras de cada uno de los oradores se percibía la clara convicción de sus propósitos, la firme intención de hacer de su profesión una actividad digna y trascendente, de asumir el compromiso con sus alumnos y su futuro, en la clara conciencia que se trataba una vez más, ni mas ni menos que el futuro de un pueblo.

A su turno la máxima autoridad educativa presente expresó su sincera emoción, su compromiso con el esfuerzo realizado por aquella legión de hombres, mujeres y jóvenes que sueñan con un futuro mejor y trabajan para hacerlo realidad.

En cada una de las palabras escuchadas es ese acto, se podía leer la confianza, la esperanza, la determinación y el amor.
No hubo palabras gastadas, promesas, gestos estudiados, luces de televisión, medios de prensa, trajes costosos, autos elegantes.

Había sí, gente de trabajo, sonrisas francas, manos abiertas, alegría genuina y sobre todo la idea que algo nuevo se estaba gestando en el norte mas extremo de la patria, a pocos kilómetros de la frontera, algo que tenía que ver con el deseo, con el placer y con la convicción de que ser maestro es mucho más que estar todos los días entre un pizarrón y 30 chicos.







Lito Demuro - Plan de Lectura Jujuy
Artista Plástico